Titanic
En este viaje a bordo del
Titanic
en camarote de primera clase
por las mañanas tomo el sol en la hamaca
y juego al bridge por las tardes.
Mi capitán quiero felicitarle
por un crucero tan extraordinario
es tal la paz y la calma que existe
que esto es como un balneario.
Cuando esta noche me conceda un baile
al ritmo de un foxtrot romántico
saludaremos al Mar del Norte
y abriremos el Champagne.
Y con las copas medio vacías
en la cubierta nos sentiremos
aventureros que han perdido su rumbo
piratas de nuestro tiempo.
Y gira, gira, gira, gira la hélice
y gira con precisión aritmética
para nosotros que en primera clase
nos vamos a casar a América.
¿Porqué será que en tercera clase
se viaja mal si hasta las literas
parecen camas de los tiempos del César
y uno jamás se tropieza?
Aquí nos tratan como a unos señores
aunque vengamos de nuestra aldea
y así si llueve nos mandan dentro
y con el buen tiempo nos sacan fuera.
En este mar que no acaba nunca
nos levantamos casi siempre temprano
pues cuando suena la sirena del barco
creeemos que canta el gallo.
Y malamente nos bronceamos
con el vapor y la carbonilla
y eso que nunca jamás en el viaje
nos ha tocado sombrilla.
Y gira, gira, gira, gira la hélice
y gira con precisión aritmética
para nosotros que en tercera clase
por no morir vamos a América. |